La ciberdelincuencia no atiende a
patrias, banderas ni nombres. Cualquiera puede ser objetivo de «hackers», pero son las empresas las que suelen temer
más por la pérdida de información sensible.
Ya sea por la irrupción de servicios
de almacenamiento en la nube o por la indudable informatización de los
procesos, las entidades de todo tipo manejan mucha información. Están en el ojo
del huracán y pueden ser considerados como importantes blancos de ataque por
parte de gente malintencionada que, por diversión o con ánimo de delinquir,
intentan aprovechar sus vulnerabilidades.
«Los problemas a los que se
enfrentan las empresas no son solo tecnológicos, también tienen su raíz en las
políticas y procedimientos implementados por ellas. La
cibercriminalidad es, cada vez más, una amenaza que solo podrá ser mitigada
mediante la formación y capacitación adecuada, consiguiendo así un conocimiento
transversal de la problemática en todos los niveles de negocio, aprendiendo las
tácticas que los atacantes utilizan para obtener la información que desean»,
señalan expertos de la firma de seguridad informática Kaspersky Lab, que han elaborado una guía que recoge las pautas a
seguir ante el reto de salir indemne de un ciberataque.
La falta de
cifrado
Esta es una de las razones que
permiten a los ciberdelincuentes acceder fácilmente a los datos de una empresa.
Muchas veces es inevitable que algunos empleados pierdan o les roben sus
dispositivos, pero perder el equipo no es el problema en realidad, sino la
facilidad de acceso que tienen los cibercriminales para robar información
corporativa en dispositivos no cifrados ni protegidos adecuadamente. «El cifrado completo y el establecimiento de contraseñas seguras
debe ser una medida obligatoria en todos los ordenadores portátiles y
smartphones que usen los profesionales para trabajar», recomiendan los
expertos.
BYOD: trae tu
propio dispositivo
Es un
fenómeno en alza. Cada vez más, los empleados solicitan a sus
resposnables de departamentos técnicos la posibilidad de usar como teléfono de
empresa el dispositvio personal, ya sea por comodidad, por usabilidad o por
costumbre.
Los equipos TIC de las empresas,
dicen los expertos, deben proporcionar un importante apoyo y asesoramiento
sobre la seguridad informática a los profesionales que utilizan su dispositivo
personal con fines corporativos. Todo, para evitar dejar algún flanco sin
protección que permita a los ciberdelincuentes acceder a información
relacionada con la vida interna de la empresa. «Si estos dispositivos
personales se conectan a la intranet de la empresa deben ser debidamente
analizados antes de autorizar su acceso a recursos corporativos y a
continuación ha de realizarse una segmentación de red y puesta al día del
software antimalware y el firewall», aconsejan.
Uso de redes
sociales
Este es un tema polémico, puesto que
hay diversidad de opiniones en el sector. Mientras unos abogan por prohibir
radicalmente el uso de redes sociales durante la jornada laboral, otros se
inclinan por pero permitir su acceso aunque controlado. «Las redes sociales y
la ingeniería social van de la mano. Muchos ataques se basan en la confianza
que los usuarios tienen en sus contactos pero hay que estar en guardia frente a
eventuales mensajes del tipo 'haz clic en mi imagen', que podrían ser la puerta
de entrada a la red corporativa a través de malware», insisten.
Descarga de
«malware»
El envío de «malware» es una de las
mayores preocupaciones del sector. Cualquiera, inconscientemente, puede
descargar un archivo malicioso y dejar la puerta abierta a
posibles accesos ilegales. «La gran mayoría de los contenidos
'pirata' que se pueden encontrar a través de redes P2P contiene algún tipo de
malware. El uso de los 'key generators', parches y cualquier aplicación
sospechosa en el equipo de la empresa debe ser prohibido y controlado. En este
caso, la formación a los empleados es fundamental para que conozcan los riesgos
de acceder a este tipo de redes y así eviten su uso», consideran.
Cuidado con los
pendrives
Otro de los riesgos es de una
obviedad sin comparación. Muchos empleados utilizan memorias pendrives que se
conectan mediante puerto USB al ordenador para guardar datos importantes,
proyectos o todo tipo de información relativa a la empresa. Se ha convertido en
una herramienta básica para el trabajo. Y la picaresca aquí funciona. Dejar un
pendrive tirado en el suelo del aparcamiento de una empresa ha sido una forma
de ataque exitoso tradicionalmente y todavía sigue siendo una táctica que les
funciona a los cibercriminales.
«Si el pendrive infectado lo
encuentra algún empleado despistado que, curioso por naturaleza, introduce el
USB en su ordenador para ver qué contiene, infectará su equipo con malware con
una alta probabilidad. Pero no solo existe riesgo en un ataque de este tipo. El
intercambio de archivos entre los ordenadores de la oficina podría traer una
infección desde el ordenador personal de la casa de algún empleado. Si a esto le sumamos la falta de cifrado de muchos dispositivos de
almacenamiento externos, tenemos un escenario proclive a la
infección de los dispositivos de la empresa, y por lo tanto también de la red
interna», alertan los expertos.
Redes
inalámbricas
Los expertos lo tienen claro:
cuidado con la conexión wifi a la que nos conectamos. Un ciberdelincuente puede
crear puertos wifi falsos para robar las credenciales del propietario de un
dispositivo, algo que entraña un importante riesgo. La conexión a una red de
wifi en, por ejemplo, un aeropuerto o un Starbucks, podría ser más peligroso de
lo que parece ‘a priori’, al permitir a un tercero monitorizar todo el tráfico
de red sin nuestro conocimiento y control. Los expertos recomiendan el uso de
una VPN (red privada virtual) y la autenticación de dos factores del
dispositivo en todo lugar público donde se requiera tener una capa extra de
seguridad.
Conformidad
sobre las medidas de seguridad
Si el establecimiento de medidas de
seguridad en determinados sitios de internet resulta demasiado complicado para
los usuarios, muchos de estos desistirán de proteger sus datos e información
clave. «Debe haber auditorías continuas de los sistemas de seguridad de los
sites habituales utilizados por los empleados de la empresa para asegurarse de
que estos cumplen con las normas de protección necesarias para proteger la información
y los sistemas internos de red», subrayan.
Actualización
del software
Las actualizaciones de los programas
informáticos y software, además de incorporar mejoras, también suelen añadir
protectores más avanzados contra los virus, aunque esta tarea (actualizar) no
recae directamente sobre el propio empleado. «La actualización del software
tiene que ser una responsabilidad continua del departamento informático. Si los empleados navegan con su navegador con soluciones
antimalware anacrónicas o desactualizadas podría ser aprovechado por
los cibercriminales en eventuales ataques como punto de entrada a la red»,
concluyen.
Fuente: ABC.es

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