El término «smart» -inteligente, en español- se impone en los
nuevos productos tecnológicos destinados al consumo masivo. Los grandes
fabricantes prometen que con ellos nuestra vida será más cómoda y fácil. Pero
en esta nueva era de lo que hemos llamado «internet de las cosas», en la que los objetos cotidianos se enchufan no solo a la red eléctrica
sino a internet, los expertos en seguridad advierten de los
peligros y riesgos que supone vivir en un mundo hiperconectado.
El teléfono móvil inteligente, el
llamado «smartphone», por su
denominación anglosajona, se ha convertido en el elemento indispensable de esta
transformación social. No solo a nivel más cercano y trivial, donde millones de
personas no se despegan de este aparato ni para ir al baño; también será importante para el hogar del futuro
(«smart home»), en donde la llave de acceso dejará de tener dientes de metal
para contar con bordes perfilados, pantallas y baterías. Sí, el teléfono será
el centro de todo; mediante su uso se podrá abrir la puerta del
garaje, regular la iluminación, activar el aire acondicionado, encender la
televisión o avisar al robot de cocina para que comience a calentar la comida.
Sí, buenos logros y retos en los que las grandes firmas tecnológicas han
empezado solo a bucear superficialmente.
La última en hacerse un hueco en
este sector cada vez más competitivo es Apple, que recientemente ha mostrado su apuesta por la
domótica -hace años nos aseguraban que era el futuro, pero aún no ha despegado-
al presentar HomeKit, una
plataforma desde donde se podrá controlar todo tipo de objetos de la «casa
inteligente». Claro está, la firma, que siempre suele cubrirse las espaldas en
estos casos, solo permitirá sincronizar y controlar las marcas con las que
hayan llegado a un acuerdo. Si el usuario pretende utilizar, por ejemplo, una
bombilla inteligente, tendrá que ser de la compañía a la que Apple haya
aceptado.
Control por voz
¿Se imaginan pronunciar la frase
«irse a dormir» y que, automáticamente, las luces se apaguen como por arte de
magia? Eso se podrá conseguir gracias al asistente virtual Siri, para algunos un gran desconocido, pero que mediante comandos de voz permite controlar ciertas funciones de los
dispositivos. En ese auge por los servicios de domótica, Google, el gigante tecnológico que nació como buscador de
internet, pero ahora es el auténtico «Gran Hermano», ha querido afrontar con
decisión este cambio de tendencia. Lo ha intentado desde hace tres años con un
servicio similar, «Home», que cayó en el olvido. Para corregir sus errores, ha
comprado empresas como Nest, especializada
en termostatos inteligentes, con la que ha conseguido absorber miles de
perfiles de usuarios.
Desde la potente Corea del Sur, Samsung ha dado grandes pasos para meterse en esta casa del futuro con «Smart Home», mediante el cual se pueden administrar todos los dispositivos y
electrodomésticos a través de una misma aplicación; el objetivo es que en un
futuro, el reloj inteligente «Gear» centralice todos estos movimientos. Por lo
pronto, desde sus teléfonos se pueden controlar diferentes modelos de
televisión -por supuesto de su marca- mientras que su vecino LG ha querido
hacer lo propio con un concepto muy novedoso. Se podrá chatear (sí, chatear) con los electrodomésticos para
mandarles actividad. También pequeñas empresas tecnológicas tratan de hacer
negocio en este sector emergente. Ahí están «iKettle», un electrodoméstico que se puede controlar desde el móvil al
conectarlo a través de la red wifi, o «Smart Lock», una
cerradura para puertas que se abren con solo un movimiento del móvil.
Precisamente, y porque la esencia de
todos estos aparatos es su conexión a internet, la ciberdelincuencia podrá
tener un nuevo objetivo. No son pocas las preocupaciones
de las empresas de seguridad informática, que advierten de los
riesgos de posibles «hackeos». De hecho, se estima que cuatro de siete kits de
seguridad de casas inteligentes son inseguros, según estudios del instituto
independiente especializado en seguridad AV Test, y podrían ser víctimas de ataques, por ejemplo, para
espiar de cara a un posible robo. «Muchos de los sistemas de las casas
inteligentes fueron concebidos con un pobre nivel de seguridad y hacen
gravemente vulnerables a los hogares donde se instalaron», señalan fuentes de
la compañía de seguridad Kaspersky. Posiblemente,
en un futuro, a su vecino no le roben a punta de pistola, sino con un móvil de
esos táctiles que roban cada día la atención a los viandantes.
Fuente: ABC.es
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