lunes, 23 de junio de 2014

El 3D se quita las gafas.


El mercado demanda una mayor inmersión por parte de los dispositivos electrónicos. El 3D, una tecnología en la que se lleva investigando desde hace décadas, no ha cuajado por culpa de la exigencia de unas lentes especiales y la ausencia de contenidos. Los consumidores desean que los objetos «salgan» de las pantallas como por arte de magia, como un holograma que se sitúe ante nosotros y casi lo podamos tocar con las manos, pero rechazan utilizar un elemento intermediario (gafas) para conseguir ese efecto.
Aunque supone un gran atractivo de venta, la sensación general es que estos avances no han tenido una gran acogida. El ejemplo son las televisiones que ofrecen esta funcionalidad. El impulso del 3D entró en los hogares empujado por la revolución que supuso la película «Avatar» (2009). Todo el mundo quería disfrutar de ese efecto desde su sillón. No se ha conseguido y los «momentos tridimensionales» son más bien escasos. El reto para romper la barrera es ofrecer ese mismo espectáculo sin la necesidad de objetos intermediarios. Ahora, lo que parecía que estaba destinado al consumo del cine también se va adentrando en las pequeñas pantallas que portamos cada día con nosotros: los teléfonos móviles inteligentes.
Estos se han convertido en el pilar donde se sustenta toda la información que necesitamos. Descansa nuestra vida entera. Los contactos, los juegos que nos hacen pasar el rato, las aplicaciones que ya no podríamos pasar sin ellas. Ese «uso para todo», esa diversidad, se amplía a todos los formatos de dispositivos móviles («smartphones», «tabletas», «phablets») como herramienta para consumir todo tipo de imágenes y vídeos.
Alternativa
La tecnología 3D sin gafas se asienta en el principio estereoscópico que envía de manera simultánea una imagen al ojo izquierdo y otra diferente al derecho. En consecuencia, este método reproduce imágenes tridimensionales sin la necesidad de que la persona requiera de ningún tipo de elemento intermedio (gafas) para poder asistir a la «magia» de presenciar objetos como si parezcan reales. Gracias a este truco, se puede apreciar una mayor profundidad aunque la imagen esté producida por un dispositivo plano.
La idea no es nueva pero se ha convertido en una nueva alternativa (otra más) para las pantallas, ya sean televisores o teléfonos móviles. En este último sector, el de los dispositivos móviles, ha decidido entrar el gigante del comercio electrónico Amazon, que ha presentado esta semana su primer «smartphone» cuya gran novedad es la incorporación de una tecnología capaz de ofrecer imágenes en tres dimensiones sin necesidad de utilizar gafas. Al inclinar el dispositivo se podrán realizar diversas acciones y visualizar determinados contenidos. El efecto es, a priori, asombroso, algo que ya inauguró la consola portátil de Nintendo en su búsqueda de nuevos caminos en el campo de los videojuegos.
Lanzamientos anteriores
Cada cierto tiempo suenan productos que prometen la experiencia definitiva en tres dimensiones, pero nunca acaban de lograrlo. Esta tecnología no ha sido ajena a otras firmas como LG, que en 2011 desveló un teléfono de la gama Optimus capaz de visualizar en 3D, aunque resultó un fracaso de ventas. Tampoco pasó desapercibido para HTC, que ese mismo año también presentó el Evo 3D. El terminal incorporaba dos cámaras para poder grabar imágenes en 3D. Frente a todos, HP comenzó sus experimentos el pasado año al mostrar una tecnología capaz de reproducir hologramas desde un móvil al corregir una serie de problemas derivados de la inclinación del aparato frente a los ojos. ¿Cómo lo consigue? Mediante unos «píxeles direccionales» que envían luz en diferentes direcciones.
Lo novedoso del terminal de Amazon, y que podría abrir una nueva vía para otros fabricantes en esa búsqueda por mejorar el 3D tradicional, es que es capaz de seguir la mirada de sus usuarios para ofrecer una perspectiva perfecta del contenido visualizado. Y, por supuesto, sin necesidad de gafas. Ese es el camino para que, definitivamente, el 3D sea parte de nuestra vida. «En el momento en que tienes que ponerte un objeto, ya sea entre el televisor y tú, para poder verlo deja de ser natural. El reto es que tengas esa percepción sin ese elemento interactivo de por medio. En el momento en el que consigamos eso tendremos un 3D más humano», señala a este diario Antonio Sánchez, responsable de Asorcad, empresa especializada en digitalización en 3D.
«La tecnología 3D no solo no ha muerto, sino que está comenzando aún. Los televisores 3D se encuentran cada vez más presentes en los catálogos de fabricantes, tecnologías sin gafas se encuentran ya desarrolladas pero aún no se comercializan en los mercados de consumo y, ahora, el «smartphone» Fire de Amazon nos dice que todavía se pueden desarrollar técnicas 3D sencillas y que no perjudican el uso del dispositivo», agrega Antonio Flores, analista de la firma de estudios de mercado IDC, al diario ABC.
Con todo, los analistas consideran que el teléfono móvil es un objeto ideal para introducir esta tecnología. «El smartphone es el candidato perfecto para el 3D. Puede moverse, apuntar a un objeto desde diferentes perspectivas y, además, está conectado permanentemente a Internet para descargar información a alta velocidad que ayude a construir mapas o imágenes 3D enriquecidas. Como ocurre cuando hablamos de la tercera plataforma, la tecnología está, ahora falta por desarrollar miles de aplicaciones sobre ella», subraya este experto.
En cualquier caso, el objetivo final es permitir que los dispositivos entiendan las escalas humanas del espacio y el movimiento. «La pantalla plana está anticuada. Las marcas hoy en día no están aprovechando todo el potencial que los móviles ofrecen», manifiesta Óscar Yáñez, de Hello Media Group y especialista en la materia. Por su parte, Paulo Rodrigues, director de Mint Labs, desarrolladora de servicios médicos, considera que las pantallas en tres dimensiones podrán ofrecer «contenidos más ricos». Y es que las pantallas de los móviles, que solo pueden ofrecer un mundo en dos dimensiones, quieren ser distintas, ya que el mundo real es tridimensional.
Fuente: ABC.es

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