lunes, 26 de mayo de 2014

Sega Playstation, el intento de acabar con Nintendo en la guerra de las consolas.


El mercado de los videojuegos en los años 80 estuvo completamente dominado por la compañía japonesa Nintendo. No tuvo rival hasta la irrupción de la consola Sega Mega Drive, a finales de la década, en una dura contienda personificada en las mascotas Mario y Sonic, recogida en libro «Guerra de consolas: Sega, Nintendo y la batalla que definió una generación», de Blake Harris, recientemente publicado en EE.UU. Juego sucio, técnicas agresivas de marketing, decisiones estratégicas alocadas, planes equivocados y grandes ideas marcaron ambos bandos.
La historia de los videojuegos habría sido diferente si, según revela el libro, Sega hubiera firmado su alianza con Sony a principios de los años 90 para dar el salto a los gráficos en tres dimensiones. Nintendo había roto previamente el acuerdo con Sony en favor de Philips, y la filial de Sega en América se apresuró a negociar con la compañía electrónica; pero su matriz japonesa se opuso, y creó su fracasada consola de 32 bits, Saturn, con sus escasos 9,5 millones de unidades vendidas. Sony finalmente lanzó su propia máquina, la PlayStation, y vendió 102 millones de unidades.
La jugada fallida se volvería a repetir. Sega América negoció con Silicon Graphics (responsables de los efectos especiales en las vanguardistas «Terminator 2» y «Jurassic Park») para adquirir su chip revolucionario, el SGI. Según explica el entonces director de la filial, Tom Kalinsky, la matriz japonesa se opuso de nuevo. Nintendo adquirió el avance, creó la revolucionaria Nintendo 64 y vendió 33 millones de unidades.
Marketing agresivo
Las técnicas de marketing agresivas de Kalinsky fueron grandes culpables del éxito de Sega a principios de los años noventa. Nintendo dominaba absolutamente el mercado con su NES (61 millones vendidas) mientras que el intento de Sega para rivalizar en el mercado de los 8 bits, la Master System, solo colocó 13 millones en todo el mundo. Sega se presentó como avanzadilla tecnológica con su máquina de 16 bits, Mega Drive (1988), y colocó 40 millones, casi tantas como su rival directa Super Nintendo (1990), con 49 millones vendidas.
Kalinsky logró recortar tanta distancia en tan poco tiempo con anuncios dirigidos a un público adolescente y juvenil, y la desacreditación directa de NES como un simple juguete para niños. Convenció a los grandes almacenes de romper sus acuerdos de exclusividad con Nintendo. La Génesis, así se llamaba Mega Drive en Estados Unidos, se anunciaba en la cadena musical juvenil MTV; Nintendo, entre los dibujos de la programación infantil.
Sega, además, daba todas las facilidades a los desarrolladores de videojuegos para ampliar rápidamente su catálogo; frente a los elevados estándares de Nintendo. El ejemplo del juego de lucha «Mortal Kombat» ilustraba las diferencias: la sangre roja en Sega era sustituida por un inofensivo líquido grisáceo en Nintendo. La mascota de Sega, Sonic, era la personificación de ese estilo: eléctrico, rápido, impaciente, estilizado, con ritmo.
Mario y Sonic
Sonic estuvo a punto de ser muy diferente si Sega América no hubiera cambiado el diseño japonés, según explica Harris en su libro, escrito fundamentalmente desde un punto de vista centrado en Estados Unidos. El modelo original japonés contaba con colmillos, un collar con pinchos y una novia llamada Madonna. La azulada mascota definitiva, tras el rediseño americano, fue un éxito y se convirtió en el primer gran rival de Mario, en un enfrentamiento que continuó hasta la renuncia de Sega a fabricar consolas tras sus sonoros fracasos. Ahora, como símbolo de claudicación, Sonic comparte juegos con Mario en títulos de Nintendo.
Consolas fallidas
El éxito de Mega Drive no tuvo continuidad en los nuevos sistemas de la compañía a mediados de los años noventa. Los numerosos periféricos para aumentar su potencia (como Mega-CD o 32X) no fueron bien recibidos. PlayStation arrasó a la Sega Saturn. La última bala, la vanguardista Sega Dreamcast (1998), no tuvo el éxito esperado; a pesar de las buenas críticas solo vendió 11 millones de unidades. La compañía japonesa ahora se dedica a desarrollar videojuegos y a las máquinas recreativas, donde siempre ha sido una potencia.
Nintendo ganó la guerra. Creó la portátil Nintendo DS y la Wii, y vendió 154 millones y 100 millones de unidades respectivamente. Ahora se reparte el mercado con la serie PlayStation de Sony y las Xbox de Microsoft, con una consola, Wii U, por debajo de las expectativas en ventas a la espera de un nuevo golpe de efecto para mantenerse como la compañía de videojuegos de todas las generaciones.
Fuente: ABC.es

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