Mark Zuckerberg es un nombre que a
muchas personas ya le es familiar. Hoy cumple 30 años y hace diez
creó Facebook, la mayor red social de todo el mundo, que aglomera a
más de 1.000 millones de usuarios.
Zuckerberg es peculiar, al menos así
lo describen los cronistas de este neoyorquino que ha amasado una fortuna que asciende a 28.500 millones dólares (unos
20.600 millones de euros) debido al éxito de su popular Facebook.
Sus más íntimos y algunos trabajadores
de su plantilla le llaman «Zuck», de hecho, esa es
la palabra que compone la URL de su página personal en Facebook. Hijo de un
dentista y una psiquiatra, es de ascendencia judía pero ateo declarado, tiene tres hermanas, viste camiseta
gris para no tener que pensar qué ponerse y es daltónico, razón por la cual el
color azul, el que mejor distingue, domina Facebook.
Está casado desde 2012 con una
compañera de Harvard, Priscilla Chan, a la que conoció en la cola del baño en
una fiesta y con la que aún no tiene hijos pero sí un perro, «Beast», un puli húngaro que cuenta con más de 1,8
millones de fans en la red social de su dueño. A Zuckerberg tampoco le faltan
seguidores, más de 27,8 millones en Facebook, aunque hacer
amistades y socializar nunca haya sido una de sus virtudes.
«Robot
sobreprogramado»
Sus amigos, los reales de carne y
hueso, le ven como «un robot» que ha sido «sobreprogramado», según publicó The
New Yorker en 2010. «De hecho, a veces habla como un mensaje
instantáneo -brusco, plano como con el tono marcado-, y a veces puede tener un matiz condescendiente, como si él siempre sabe algo que tú
no. Pero cara a cara puede resultar agradable, y poco a poco se
encuentra más cómodo en el escenario», señala The New Yorker. Él confiesa que
actúa de la misma forma en público sobre el escenario que con sus amigos: «Soy la misma persona torpe», dijo en una ocasión.
Zuckerberg es ambicioso e
inconformista y un programador prodigioso -según su profesor particular de
informática en la infancia, David Newman. El fundador de Facbeook desarrolló a
los 12 años su primer software, ZuckNet, un sistema
de mensajería instantánea para la clínica dental de su padre.
Hizo aquel programa porque sabía, podía y le divertía, por la posibilidad
de crear algo útil, una filosofía latente en la carrera de este joven discreto
a quien no le obsesiona el dinero como lo demuestran los hechos.
Cuando estudiaba bachillerato en Phillips Exeter Academy, en New Hampshire, rechazó una oferta por 2 millones de dólares por su
programa de elaboración personalizada de listas musicales Synapse Media Player, una versión primitiva de lo que
hoy es Pandora, que despertó el interés de Microsoft y AOL.
En 2006 respondió igual cuando Yahoo
puso sobre la mesa un cheque de 1.000 millones de dólares por
Facebook. Zuckerberg no quería vender a su criatura, la misma por la
que ha luchado en los tribunales contra quienes le demandaron por robarles la
idea y a quienes decidió pagar 65 millones de dólares para zanjar el asunto.
La cantidad es nimia comparada con
su riqueza actual. Según Forbes solo 22 personas en el planeta tiene más
millones que Zuckerberg, y todas ellas superan los 40 años. Abandonó
sus estudios en Harvard para dedicarse en pleno a Facebook.
Se une a sí a otros grandes de la informática, como Bill
Gates que dejan a medias su formación en Harvard en pro de la
empresa.
Bar Mitzvá con
temática de Star Wars
Sus inicios, sus extravagancias y
sus disputas quedaron reflejadas en una biografía no autorizada «The Accidental Billionaires» que adaptó el guionista
Aaron Sorkin para hacer la película «The Social
Network» que "Zuck" se negó a ver durante un tiempo hasta
que finalmente optó por alquilar un cine para una proyección privada de la
cinta que no le dejó satisfecho.
«Yo conozco la verdadera
historia», comentó. «Lo único en
lo que acertó la película fue en el vestuario. Es interesante cómo cada una de las prendas de ropa que aparecen en la película están
presentes también en mi armario», dijo en una conferencia en
Stanford.
Zuckerberg prefiere otras obras de
Sorkin, como la serie sobre los entresijos de la Casa Blanca «The West Wing», que se vio íntegra cuando cayó enfermo
en un viaje a España que hizo con Chan, entonces su novia, en 2003.
El poder, el control y la idea de
imperio son conceptos recurrentes en la vida de Zuckerberg, un aficionado al juego de estrategia «Los Colonos del Catán», que tiene
la «Eneida» de Virgilio como libro de referencia y
celebró su fiesta de iniciación a la edad adulta por el rito judío, Bar Mitzvá, con temática de «Star Wars».
Zuckerberg, activista a favor de la reforma migratoria en EE.UU., se ha propuesto llevar la red de redes hasta los lugares más recónditos
a través de su iniciativa Internet.org, ya sea por
satélite, o mediante drones.
Se trata de un proyecto altruista
que servirá también para que su Facebook, plataforma en la que actualmente está
apuntada la mitad de la población mundial con acceso a
internet, siga haciendo amigos y conquistando territorios.
Fuente: ABC.es
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