Nos
hemos acostumbrado -y cada vez más gente se une a esta práctica- a comprar
rápida y cómodamente en internet. A estas alturas de la película
se puede decir que la venta «online» está en alza, es una opción para muchos…
¿Pero qué pasa con los comerciantes?, ¿también es una opción para todos ellos,
sin excepciones?
En
la quinta edición de su libro «Retail in Detail», el
consultor y empresario Ronald L. Bond da pautas
importantes, a modo de guía, a los propietarios de pequeñas empresas de venta
al por menor que están pensando en lanzarse a la venta online, descubriéndoles
si realmente les compensa o no pasarse al «ecommerce».
Antes
de emprender nada, hay algunas preguntas que los empresarios deben responder.
Para empezar, hay que decidir si se quiere modificar o ampliar el negocio
adaptándolo a los requisitos del comercio electrónico. Habrá que tener en cuenta, por ejemplo, que los pedidos se
tramitarán por mail, lo que nos lleva a otra pregunta sobre
logística e instalaciones: ¿disponemos de suficiente espacio para almacenar
pedidos o podemos conseguirlo a un precio razonable? Estos locales suelen ser
caros y merece la pena alquilarlos, ¿podemos permitirnos alquilar un espacio
aparte del que ya tenemos para nuestra empresa?, ¿podemos además contratar
personal extra que, seguramente en la mayoría de los casos sin nuestra
supervisión, se encargue de efectuar los envíos? Las respuestas a estas
preguntas tienen que ser previsoras y haber madurado lo suficiente.
Una
vez tengamos todo claro, si decidimos continuar con nuestra idea de embarcarnos
en el «ecommerce» hay otra cuestión fundamental que tener en cuenta: ¿cómo
llegar a la web? Para vender nuestros productos en internet podemos hacerlo a
través de páginas ya existentes, como eBay, o en nuestro propio sitio web,
donde ofrecer nuestra línea de productos al completo.
Al
optar por lo primero, un sitio de subastas, las ventajas son la ausencia de
costes iniciales y no tener que desarrollar una web propia; estas páginas lo
hacen todo por ti a un módico precio. Pero también existen desventajas, como no
poder vender a un precio fijo, teniéndonos que conformar con la puja más alta, o el hecho de quedar como responsables del embalaje y el envío.
La
otra opción es darse de alta en alguno de los portales de internet que ofrecen
las herramientas necesarias para la creación de un sitio propio, como el caso
de Yahoo Store, que además permite al empresario gestionar las transacciones con tarjeta de
crédito. El coste de un servicio de este tipo puede rondar los 35 dólares (unos
26 euros) al mes, lo que puede merecer la pena cuando además nuestro negocio
queda instantáneamente incluido en los motores de búsqueda.
A
partir de aquí y si nos decantamos por nuestro propia página web, es
conveniente recurrir a personal especializado en asistir en las complicaciones
técnicas que puedan surgir, así como calcular debidamente cuáles serán nuestros
gastos en material y envío de productos y si, tras hacer cuentas, todavía
merece la pena unirse al bando del «ecommerce».
Fuente:
ticbeat.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario