Una de las preocupaciones de las empresas es tratar que sus datos
personales y confidenciales estén a buen recaudo. Fabricantes como BlackBerry o Samsung han incluido
en sus últimos modelos de terminales soluciones para que los
departamentos de TI permitan a sus empleados disponer de sus propios teléfono
gracias a una partición dual. Cada vez es más frecuente que las empresas controlen el uso de internet
de sus empleados y bloqueen el acceso a aplicaciones de terceros para
garantizar la seguridad TI. Compañías de antivirus y tecnológicas han ampliado
en los últimos años su oferta para mejorar la protección de datos de la
empresa. Cualquier decisión y comportamiento puede llevar al traste meses de
trabajo o vivir una tragedia por varios factores como el borrado de
información por un empleado.
La fuga de datos es una de esos grandes quebraderos de cabeza que hacen
que se den casos como el del extrabajador de la CIA Edward
Snowden, que ha desvelado el programa de espionaje por parte del gobierno
americano a través de las compañías tecnológicas internacionales como Apple, Google o Facebook. Este hecho causa estragos diariamente. Tanto
es así que casi la mitad de las empresas españolas han sufrido en alguna
ocasión un «robo» de datos por culpa del comportamiento de sus empleados según
un reciente estudio de Kaspersky.
El 50% de las empresas españolas ha restringido o prohibido el uso de
servicios de intercambio de archivos, pero sólo el 47% ha impuesto reglas para
regular la conexión de dispositivos externos en los equipos corporativos. Esta
disparidad es «muy peligrosa», señala la compañía, y lo corrobora que en España
el 43% de las empresas ha sufrido este problema de forma deliberada o
accidental a consecuencia de las acciones de sus empleados.
Este dato muestra unos controles insuficientes en términos de
almacenamiento y comunicación de la información corporativa e indican que es
más probable que un empleado provoque fugas de datos que de infectar su equipo
mediante el acceso a redes sociales. Es el caso de Bradley Manning o Edward Snowden, cuyas conciencias pudieron más que el
sentido empresarial, y quisieron desvelar información secreta de relevancia
internacional para el común conocimiento.
Pese a los sólidos muros de seguridad, hay situaciones que son difíciles
de prevery de controlar. En 2011, un antiguo empleado de Apple confesó ser
culpable de varios cargos al admitir que aceptó sobornos de proveedores
asiáticos para proporcionar información confidencial de la compañía.
El trabajador, llamado Paul Devine, fue acusado de proporcionar información confidencial a los proveedores para que
pudieran negociar contratos favorables con Apple.
Fuente: ABC.es
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