Larry Ellison, CEO de Oracle, comentó una vez que “la
industria informática es la única que está más impulsada por la moda que la
ropa femenina”. La palabra de moda de la industria, “Big Data”, ha sido tan
utilizada que ya no forma parte solo del léxico tecnológico, sino que ha
entrado en la conciencia pública a través de los medios de comunicación.
Durante ese proceso, el Big Data ha sido descrito como “sin precedentes” y
“disparatado”.
Esto plantea un dilema, ¿es el Big Data un nuevo concepto de
marketing inventado para ayudar a vendedores o es realmente un concepto
interesante que plantea un nuevo futuro?
Para entender por qué el fenómeno del Big Data sí que tiene
precedentes solo hay que recordar la historia del sector retail, que ha visto
cómo la información que maneja se ha multiplicada en las tres últimas décadas.
Primero los sistemas EPoS y luego la tecnología RFID transformaron su capacidad
de analizar, comprender y gestionar sus operaciones.
En el caso de Teradata, nosotros enviamos el primer sistema
comercial del mundo de Procesamiento Paralelo Masivo (MPP) con un Terabyte de
almacenamiento a Kmart en 1986. Para los estándares de la época se trataba de
un sistema enorme (ocupó un camión cuando se envió) y permitió a Kmart capturar
los datos de ventas diarios en tienda así como los números de referencia, lo
que revolucionó la industria retail.
Hoy en día, muchos portátiles ya cuentan un terabyte de
almacenamiento y pueden guardar los datos de transacciones y números de
referencia, lo que ha revolucionado de nuevo el sector y supone un reto para
los pequeños vendedores que tienen que competir con grandes cadenas de
suministro y la sofisticada segmentación conductual que Amazon lleva a cabo. Lo
mismo ha ocurrido con el impacto que los sistemas de facturación y los
conmutadores de red han tenido en las telecomunicaciones o con la
automatización de sucursales y la banca online, que han cambiado totalmente la
financiación al por menor.
Es un hecho que desde que se inventaron los ordenadores ha
habido un crecimiento exponencial del volumen de datos como predecía la ley de
Moore, lo que ha permitido que cada vez más procesos de negocio sean
digitalizados. Asimismo, los ocho años que las personas encargadas tardaron en
procesar los datos recogidos del censo de EEUU en 1880 fue la motivación para
que Herman Hollerith, fundador de la Hollerith’s Tabulating Machine Company que
más tarde se convirtió en International Business Machines (IBM)., inventara las
“tarjetas de Hollerith” o “tarjetas perforadas”.
Por otro lado, sería un error desestimar el Big Data como
“disparatado” ya que fuerzas significativas están cambiando la manera en la que
las empresas piensan acerca de la información y la analítica. Estas fuerzas
tomaron fuerza a partir de finales de 1990 a raíz de tres innovaciones
tecnológicas disruptivas que produjeron grandes cambios tanto en los negocios
como en la sociedad y que han tenido como resultado la aparición del término
Big Data.
La primera innovación fue el crecimiento de la World Wide
Web, lo que permitió a gigantes de Internet como Amazon, eBay y Google emerger
y dominar sus respectivos mercados aprovechando los datos “clickstream”, lo que
permitió una personalización masiva de sus sitios web. Estos datos se
extrajeron de sofisticados análisis que les permitieron comprender las
preferencias del usuario y su comportamiento. Esta nueva realidad ha llevado a
que algunos analistas ya predigan que Amazon, una empresa que no existía antes
de 1995, pronto se convierta en el minorista más grande del mundo.
Las tecnologías social media, ampliadas y aceleradas por el
impacto de las tecnologías móviles, representan la segunda de estas grandes
revoluciones disruptivas. Los datos que generan están permitiendo que cada vez
más compañías conozcan no sólo qué hacemos, sino también dónde lo hacemos, cómo
pensamos y con quién compartimos nuestros pensamientos. La característica de
LinkedIn “personas que puedes conocer” es un ejemplo clásico de esta segunda innovación
del Big Data. Comprender las interacciones indirectas de los clientes puede ser
una enorme fuente de valor para compañías B2C como Netflix, que han crecido
gracias a sus sofisticados motores de recomendación.
El “Internet de las Cosas”, redes de dispositivos
inteligentes interconectados que son capaces de comunicarse unos con otros y
con el mundo que les rodea, es la tercera gran novedad impulsada surgida en las
dos últimas décadas. A consecuencia de la ley de Moore que asegura que “los
dispositivos informáticos simples son ahora son increíblemente baratos y cada
vez lo serán más”, el Internet de las Cosas está llegando cada vez a más
objetos y procesos. El viejo dicho de que “lo que se mide, se controla” es cada
vez más redundante, pues estamos entrando en una era en la que sensores
eficaces, resistentes, inteligentes y, sobre todo, baratos ya pueden medir
todo.
Las tres “nuevas olas de innovación” del Big Data permiten
comprender, respectivamente: cómo interactúan las personas con las cosas; cómo
las personas interactúan con sus semejantes y cómo complejos sistemas de cosas
interactúan entre sí. Juntas, las tres nuevas innovaciones hacen posible que
las analíticas evolucionen del estudio de las transacciones al estudio de las
interacciones, pues una vez que se han recogido e integrado los datos que
conforman las transacciones y eventos, se puede medir y analizar el
comportamiento tanto de los sistemas como de las personas.
En una era de hiper-competencia producto de la globalización
y la digitalización, analizar con eficacia estas nuevas fuentes de datos y
actuar en función de los resultados obtenidos está cambiando la forma de hacer
negocios y proporciona a las compañías una ventaja competitiva importante.
Contrariamente a algunos despliegues publicitarios de la
industria, mucho de lo aprendido sobre gestión de la información y análisis
durante las últimas tres décadas es todavía relevante, aunque es cierto que
explotar adecuadamente las tres innovaciones de Big Data también requierá que
se dominen algunos nuevos desafíos.
Fuente: diarioti.com
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