Tras catorce años de veto gubernamental, las
consolas de sobremesa penetrarán (de nuevo) en un mercado compuesto por más de
500 millones de jugadores potenciales, lo que supondrá una importante inyección
económica para los principales fabricantes del hardware de entretenimiento que se encuentren en plena evolución con la ya
actual generación de máquinas.
Mientras Sony se distancia en ventas con la PlayStation 4 (7 millones de consolas hasta abril),
Microsoft quiere darle la vuelta al partido al confiar que la Xbox One (3 millones de consolas hasta la fecha)
comience a despuntar con dos importantes movimientos, que habrá que esperar a
ver cómo encaja entre los consumidores.
Por un lado, el gigante de Redmond lanzará una
versión de su consola sin
el sensor Kinect.
De esta manera, se reducirán cien euros y podrá disputarse el trono en igualdad
de condiciones. Y, por otro lado, el poder que conseguiría gracias a que
millones de chinos tuvieran a su alcance estos
nuevos productos de entretenimiento. Al desvincularse de Kinect, además, irán
apareciendo nuevos juegos para ampliar así los títulos porque los
desarrolladores lo tendrán más fácil.
Desde Japón, Sony lo tiene a priori más
fácil. Ha conseguido la atracción de los consumidores y conoce de
cerca el mercado chino y, para colmo, su estrategia parece haber triunfado. De
momento, y pese a que la compañía no pasa por su mejor momento económico, la
PS4 ya estaría reportando beneficios y va camino de superar incluso a la PS2.
También el número de suscriptores a PlayStation Plus, servicio de suscripción
de la plataforma «online» PlayStation Network,
ha aumentado su participación y son casi 3 millones las personas abonadas. Así
que habrá que seguir de cerca la evolución de las ventas
a partir de septiembre.
En el primer «round» ha salido victorioso y ya
va entrenando para desembarcar en territorio chino, un territorio «gamer» por
tradición. ElDorado está en China ahora mismo. Dominado por la era de internet
y por las aplicaciones, la industria de los videojuegos en China es un
importante sector. En 2013 generó unos ingresos de alrededor de 83.200 millones
de yuanes (9.860 millones de euros), lo que supone un incremento del 38%
respecto al año anterior.
Pero la puerta de los ingresos ya se ha
abierto. O se abrirá, puesto que no será a partir de septiembre cuando se levante el
veto de los reguladores chinos para la comercialización de estos productos. La razón de aquella
decisión: Beijing había suspendido en 2000 la venta de todas las consolas
extranjeras en el país debido a sus supuestos efectos negativos en la «salud
mental» de los usuarios más jóvenes usuarios, pero esta situación
provocó el desarrollo de un mercado negro para el contrabando y la aparición de
juegos piratas.
Sin embargo, los fabricantes de videoconsolas
tendrán que hacer frente a una dura batalla por la cuota de mercado en un país
donde toda una generación ha crecido sin dispositivos como la PlayStation, la Xbox o la Wii. La ausencia de estos
aparatos en el gigante asiático ha permitido, pues, que los juegos para
ordenador cubran dos tercios del mercado, según los datos publicados durante la
conferencia anual de la industria del videojuego, celebrada en China el pasado
mes de diciembre.
Frente a ello, hay una floreciente cultura de
usuarios de PC. El juego «online» de la República Popular China representa una
de las más grandes y con un mayor rápido de internet del mundo. Con 457
millones de internautas, el país cuenta con la mayor
base de usuarios «online» del planeta. El jugador medio es
relativamente joven (de 18 a 30 años), varón y con estudios secundarios. Pese a
todo, no es oro todo lo que reluce. Los fabricantes que quieran expandir su
negocio a China deberán adaptar los precios de los aparatos. Más del 70% de los
jugadores chinos tienen un salario inferior a 4.000 yuanes -484 euros-
mensuales, según datos de la compañía de acciones CLSA de Hong Kong.
Fuente: ABC.es
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