Ocultar un embarazo es difícil. Y no solo es
complicado hacerlo en persona, también lo es –cada vez más- virtualmente. Janet
Vertesi, una profesora de sociología de la Universidad de Princeton, decidió que quería ocultar al Big Data que esperaba un hijo. Y no fue nada fácil.
Vertesi ha contado su historia, recogida por la web Mashable, en una conferencia
titulada «Theorizing the web» que tuvo lugar recientemente en
Brooklyn, y ha insistido en la importancia de mantener una actitud cautelosa en
Facebook y de usar el navegador Tor, diseñado para incrementar el anonimato de los
usuarios, para cumplir sus propósitos.
Cuando supo que estaba embarazada, Vertesi
escribió y llamó a sus familiares y allegados para comunicarles la noticia, y aprovechó para pedirles que no hicieran ninguna alusión al tema a
través de Facebook. A un primo suyo se le ocurrió felicitarla en la red social
y ella lo eliminó como amigo.
Por otro lado, Vertesi tuvo mucho cuidado en
pagar sus «compras de embarazada» solo con dinero en efectivo,
para que ningún dato de sus tarjetas de crédito quedase almacenado en ningún
lugar. En cuanto a las compras online, Vertesi solo utilizó las
tarjetas de regalo de Amazon (que no tienen nombre) para pagarlos, e
hizo que se los enviaran todos a un apartado de Correos.
No obstante, cuando su marido quiso realizar una compra con tarjetas de Amazon valoradas en 500
dólares, un mensaje de la compañía le advirtió de que estaba
legalmente obligada a dar cuenta de transacciones en efectivo tan excesivas
como ésa a las autoridades.
Muchos se preguntarán para qué tanto esfuerzo.
Vertesi se encuentra muy concienciada acerca de la precaución que todos
deberíamos, en su opinión, mantener respecto a la información personal que
compartirmos en la red y de cómo ésta puede ser utilizada,
incluyendo usos políticos y sociales.
Pero la cruzada de Vertesi deriva, sobre todo,
del tremendo valor que las mujeres embarazadas y, por tanto, su información personal tienen para las campañas de marketing.
La profesora universitaria asegura que, si bien un consumidor medio vale unos
10 céntimos en términos de datos para el marketing, una mujer embaraza vale un
dólar y medio.
Fuente: ticbeat.com
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